HYPMENIA
Había una barbaridad de rayos gamma moviéndose por el lugar y nadie llevaba puesta su protección visual, aunque a la entrada le daban a uno los anteojos anti rayos gamma y los carteles sugerían la colocación inmediata de los mismos ni bien uno se adentraba en el recinto pasando la línea violácea de seguridad.
Anteponiéndose a todo esto estaba la pareja más deseada de todo el sitio, que brillaba con su ignifuga luz y destacaba más que el motivo real del evento.
Hypmenia lucía imaginada y él demostraba que la belleza en los de su raza no solo se trata de medidas perfectas y un cuerpo cincelado en sílice sino en un extraño poder o atracción magnética emanado del ser que es poseedor del único y exquisito gen omega que otorgaba la reproducción absoluta en cada exhalación seminal y dejaba a todas las presentes subyugadas cual esclavas hundidas en el sopor del éter de los infiernos de la lujuria.
Inquietante.
Sorprendía el denso vapor que salía de los cuartos adyacentes, destinados al encuentro de los cuerpos al desnudo que quisieran intercambiar fluidos deleitándose entre los efluvios majestuosos de ambos sexos.
Infelizmente no todos podían aprovechar la bacanal que los rodeaba dado que si bien era abierta a todos los que concurrían, no todos eran beneficiados con la señal.
Resultaba ser que los cuartos adyacentes contaban con una especie de puerta con un decodificador genético, que a la entrada todo aquel que recibía las gafas le proporcionaban también al azar un código que se leía al pararse en la puerta y daba paso al que poseía el código de acceso. Esta selección estaba determinada por un complejo sistema bioquimico que realizaba una lectura genética axial completa y asociaba la compatibilidad de cada uno de los presentes, entonces cuando se encontraba en la puerta un Aa entraba si y solo si adentro había un Aa. Y así todo por el estilo.
Por lo tanto se creaban momentos de crisis cada vez que un hypandros se paraba delante de la puerta, existía la posibilidad de que muy pocos de ellos tuvieran código de acceso debido a su legendario gen delta que suministraba la característica de tener las alas mas bellas de todos los hypandros pero la imposibilidad de reproducirse después que sus alas crecieran hasta obtener la madurez. Es decir, ganaban en belleza, pero perdían en continuidad genética.
Después de un silencio que aturdía, en el lugar se empezó a sentir una desazón y una melancolía que iba in crescendo, los hypandros y las hypmenias cuando se sentían heridos sentimentalmente emanaban la congoja al aire y este se mezclaba con los vapores del lugar instalándose en cada uno de ellos y ellas y así fue que invadió la tristeza a bellísima hypmenia porque el dios de los hypandros de había olvidado del equilibrio de la naturaleza y se quedo esperando que volviera todo al estado basal sin embargo, todo fue de mal en peor y se desencadenó una batalla campal en el territorio, que exterminó tanto a las hembras de los hypandros como a los machos que habían asistido para la celebración de la cópula anual.
Había una barbaridad de rayos gamma moviéndose por el lugar y nadie llevaba puesta su protección visual, aunque a la entrada le daban a uno los anteojos anti rayos gamma y los carteles sugerían la colocación inmediata de los mismos ni bien uno se adentraba en el recinto pasando la línea violácea de seguridad.
Anteponiéndose a todo esto estaba la pareja más deseada de todo el sitio, que brillaba con su ignifuga luz y destacaba más que el motivo real del evento.
Hypmenia lucía imaginada y él demostraba que la belleza en los de su raza no solo se trata de medidas perfectas y un cuerpo cincelado en sílice sino en un extraño poder o atracción magnética emanado del ser que es poseedor del único y exquisito gen omega que otorgaba la reproducción absoluta en cada exhalación seminal y dejaba a todas las presentes subyugadas cual esclavas hundidas en el sopor del éter de los infiernos de la lujuria.
Inquietante.
Sorprendía el denso vapor que salía de los cuartos adyacentes, destinados al encuentro de los cuerpos al desnudo que quisieran intercambiar fluidos deleitándose entre los efluvios majestuosos de ambos sexos.
Infelizmente no todos podían aprovechar la bacanal que los rodeaba dado que si bien era abierta a todos los que concurrían, no todos eran beneficiados con la señal.
Resultaba ser que los cuartos adyacentes contaban con una especie de puerta con un decodificador genético, que a la entrada todo aquel que recibía las gafas le proporcionaban también al azar un código que se leía al pararse en la puerta y daba paso al que poseía el código de acceso. Esta selección estaba determinada por un complejo sistema bioquimico que realizaba una lectura genética axial completa y asociaba la compatibilidad de cada uno de los presentes, entonces cuando se encontraba en la puerta un Aa entraba si y solo si adentro había un Aa. Y así todo por el estilo.
Por lo tanto se creaban momentos de crisis cada vez que un hypandros se paraba delante de la puerta, existía la posibilidad de que muy pocos de ellos tuvieran código de acceso debido a su legendario gen delta que suministraba la característica de tener las alas mas bellas de todos los hypandros pero la imposibilidad de reproducirse después que sus alas crecieran hasta obtener la madurez. Es decir, ganaban en belleza, pero perdían en continuidad genética.
Después de un silencio que aturdía, en el lugar se empezó a sentir una desazón y una melancolía que iba in crescendo, los hypandros y las hypmenias cuando se sentían heridos sentimentalmente emanaban la congoja al aire y este se mezclaba con los vapores del lugar instalándose en cada uno de ellos y ellas y así fue que invadió la tristeza a bellísima hypmenia porque el dios de los hypandros de había olvidado del equilibrio de la naturaleza y se quedo esperando que volviera todo al estado basal sin embargo, todo fue de mal en peor y se desencadenó una batalla campal en el territorio, que exterminó tanto a las hembras de los hypandros como a los machos que habían asistido para la celebración de la cópula anual.
#lamaga#05-June-2010-@villa ventana